Soñé en voz alta esta tardecita de Enero
y quise rescatar de mi alma aquellos sueños tan bonitos
que hace ya tanto guardé en mi corazón.
Entonces escuché a mi propio yo diciéndose
que nunca es tarde
para que suceda lo que soñamos
aunque haya pasado tanto tiempo
y por alguna razón
no se a dado todavía.

Es difícil mirar atrás
y sobrevivir a la nostalgia que nos provocan el adiós,
el ayer, los triunfos y fracasos cosechados;
pero lo más importante es
no perder ese hálito de esperanza que nos permite crecer,
superarnos como personas y,
¿por qué no?,
como las flores algún día finalmente florecer.

Siempre está la sombra de volver a ser felices
y la FELICIDAD
es ese tesoro maravilloso
que todos queremos poseer
pero que no todos llegamos a alcanzar.

Lo cierto es que Tarde o temprano
todo llega a nuestras vidas.
A veces la ansiedad de vernos realizados,
de sentirnos queridos/as, valorados/as,
nos entristece al ver que no llegamos
a ese destino que alguna vez
nos fijamos sin permitirnos darnos cuenta
que todo llega en el momento oportuno
trayéndonos de la mano
a la persona correcta y a la hora indicada
cuando menos lo esperamos.

Creo que estamos tan afanosamente
en búsqueda del amor,
que no pensamos que este es
siempre una sorpresa para el alma
que nos colma el corazón que no se busca,
aparece solo
porque esa es la magia de este sentimiento
que algunos son capaces de sentir
y otros pocos son capaces de dar sinceramente.


Por eso guardé en la cajita de mi alma
los recuerdos y decidí seguir esperándote,
porque se que vale la pena el tiempo,
aunque falte mucho todavía
para que al fin llegues
a quedarte en mi vida.





Analía Colazo Bidegain
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22 de Enero de 2009