Hay vidas que nacen con el corazón vacío de emociones
y el alma hueca de sentimientos.
Por eso encontramos en el trayecto de esta
tanta maldad y egoísmo agazapado
en la esquina de algunas de las calles que no podemos obviar
porque son parte del aprendizaje,
de ese modo de ser nosotros mismos
afrontando cosas buenas y malas.
Lo más importante no es la maldad que intenten sembrar a su paso,
sino que nosotros seamos lo suficientemente buenos
como para saber distinguir la gramilla de la hierba buena
y así llevar en la alforja de nuestro día a día sólo la buena cosecha;
eso es ganancia para nosotros
y pérdida para quienes sólo saben hacer el mal.
En este mundo cansado de guerras,
robos, tragedias y tantas otras injusticias
nos hace falta un poco más de fe, de amor y perdón.
Perseverar en las cosas que aprendimos de niños
y con esa misma esperanza
divulgar a los de este hoy tan mancillado por lo mundano
restableciendo valores
que parecen tan perdidos
tales como el ayudar desinteresadamente,
brindar el apoyo preciso a quien más lo necesite,
eso nos rescata de ser egoístas
y causa regocijo en el corazón.
En esta Pascua, amigos/as,
a donde hay poco para celebrar
quizás pensemos en aquellos que están peor
y no tienen nada, sea en lo económico ,
y lo que es peor, en lo afectivo.
Esta Fecha
en que Dios brindó su vida por nosotros
debe despertar la luz de sentirnos hermanos y,
el mejor regalo, no solo para él,
sino también para nosotros
sería hacer algo por los más necesitados
sin importar lo inmenso o pequeño que sea lo que puedas hacer,
siempre y cuando lo hagas con el corazón.

Este es mi sentimiento en esta fecha.

Les dejo mi cariño inmenso
mi gratitud por estar conmigo a cada paso,
deseándoles una Muy feliz Pascua en familia.
©®An@